De aliado clave a acérrimo adversario: el empresario en pugna con el Gobierno de López Obrador

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Cuando estaba en la oposición, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) definió como “mafia del poder” a un grupo compacto de “traficantes de influencias, empresarios rapaces y políticos corruptos”.

En su libro ‘La mafia que se adueñó de México…y el 2012’ (Grijalbo, 2010), el político tabasqueño hizo pública una lista de 30 personas que, según su perspectiva, eran responsables de haber sumido a la nación latinoamericana en una crisis sin precedentes.

En esa lista aparecía el nombre de Ricardo Salinas Pliego, dueño de Televisión Azteca, la segunda televisora más importante de México, y poseedor de una fortuna estimada en 10.900 millones de dólares.

Años más tarde, sin embargo, la percepción de López Obrador sobre el principal accionista de Grupo Salinas cambiaría radicalmente.

Una alianza fallida

Desde que comenzó el mandato del presidente López Obrador, en diciembre de 2018, Ricardo Salinas Pliego fue ungido como uno de los aliados clave de su Gobierno.

El también empresario Alfonso Romo, en ese momento titular de la Oficina de la Presidencia, se encargó de articular un consejo de asesores con diversos hombres de negocios que estarían en estrecha comunicación con el mandatario.

A ese consejo fue convocado Salinas Pliego. De hecho, formó parte de la selecta comitiva de empresarios que, en julio de 2020, acompañó a López Obrador durante su primer viaje a EE.UU. como presidente, cuando Donald Trump despachaba en la Casa Blanca.

Al inicio del mandato de López Obrador, Ricardo Salinas Pliego fue ungido como uno de los aliados clave de su Gobierno.

La colaboración de Salinas Pliego con el Gobierno tuvo lugar desde las primeras semanas del sexenio, cuando AMLO se dio a la tarea de poner en marcha la distribución de recursos de los programas sociales.

Dado que el Gobierno no contaba con la infraestructura bancaria necesaria para llevar a cabo dicha canalización, acordó en un primer momento dispersar los recursos con el apoyo de Banco Azteca, que contaba con más de 800 sucursales en escala nacional.

Para el Gobierno representó un respiro y, para Salinas Pliego, contratos millonarios únicamente por servir de puente para canalizar recursos públicos a la población beneficiaria.

En 2019, solo por manejo de cuentas, Salinas Pliego recibió un contrato de unos 300 millones de pesos (unos 17,3 millones de dólares), además de que pudo hacerse de la base de datos de cientos de miles de personas.

No obstante, en un segundo momento, en lugar de apoyarse solo en bancos privados, AMLO tomó la decisión de distribuir los recursos también a través de una entidad gubernamental, el Banco del Bienestar, del que su Administración impulsó la construcción de cientos de sucursales.

En respuesta, Salinas Pliego manifestó que la del mandatario había sido una “pésima idea” y que el Gobierno “no tenía idea de cómo hacer negocios”. Fue el principio de una larga cadena de desencuentros.

Las polémicas con la 4T

Desde antes de ganar la elección presidencial de 2018, integrantes del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) señalaron que Salinas Pliego no pagaba los impuestos que le correspondían a sus empresas.

No solo eso, varios de quienes han llegado a ocupar puestos de dirección en el Gobierno, como el periodista Jenaro Villamil, realizaron años atrás investigaciones sobre los abusos de los consorcios mediáticos.

A pesar de estos antecedentes, durante los primeros meses del Gobierno de la denominada Cuarta Transformación, la relación entre el primer círculo del presidente AMLO y Salinas Pliego estuvo exenta de aspavientos.

Cuestionado en repetidas ocasiones durante su conferencia de prensa matutina sobre los adeudos fiscales de las empresas de Salinas Pliego, el mandatario se limitaba a señalar que no era sino una añeja controversia que estaba en proceso de resolverse en buenos términos en tribunales.

No obstante, el empresario comenzó a generar polémica cuando, en plena pandemia de covid-19, publicó mensajes en sus redes sociales en los que no solo cuestionaba la gravedad de la contingencia sanitaria, sino las medidas tomadas desde el Gobierno, entre ellas, la suspensión de actividades no esenciales durante el pico de contagios.

Salinas Pliego se ha enfrascado también en una ola de dimes y diretes con militantes y funcionarios del Gobierno.

Otro cuestionamiento tuvo lugar en agosto de este año, luego de que se anunció la distribución de una nueva edición de los libros de texto gratuitos.

Por los contenidos, Salinas Pliego acusó al Gobierno de López Obrador de buscar implantar una “dictadura comunista”. Y de estos señalamientos hicieron eco los noticieros de Televisión Azteca.

Salinas Pliego se ha enfrascado también en una ola de dimes y diretes con militantes y funcionarios del Gobierno de la denominada Cuarta Transformación a un punto tal que, en vez de discutir diferencias políticas, se ha centrado en lanzar insultos.

A Jenaro Villamil, actual presidente del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano, el empresario le ha propinado burlas e insultos homofóbicos a través de su cuenta de la red social X (anteriormente Twitter).

En contra de Citlalli Hernández, secretaria general de Morena, los ataques de Salinas Pliego han sido más persistentes: decenas de mensajes plagados de ofensas por su apariencia física.

Hernández acudió a la Comisión de Quejas y Denuncias del Instituto Nacional Electoral (INE) para presentar un recurso en contra del empresario por violencia política de género por insultos gordofóbicos.

Y aunque en un principio se ordenaron medidas cautelares y el cese de estas conductas, Salinas Pliego impugnó ante la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) y obtuvo una resolución que declaró incompetente a la autoridad electoral para emprender acciones.

Sobre el desempeño del Gobierno, Salinas Pliego no ha dejado de hacer recriminaciones: considera que se permanece en la inercia mientras “el país se cae a pedazos”. La polémica más reciente ocurrió luego de que el huracán Otis azotó el puerto de Acapulco a finales de octubre.

López Obrador dijo que Salinas Pliego estaba “enojado” porque su Gobierno no le “perdonaba” el pago de impuestos: un total de 25.000 millones de pesos (unos 1.440 millones de dólares).

Desde Televisión Azteca, los programas de noticias hicieron notar que el Gobierno mexicano no solamente estaba rebasado, sino que había sido omiso y actuado con negligencia frente a la catástrofe.

En una de sus conferencias de prensa, el presidente López Obrador expresó que las editoriales de la televisora del Ajusco no se ajustaban a la realidad y que Salinas Pliego estaba “enojado” porque su Gobierno no le “perdonaba” el pago de impuestos: un total de 25.000 millones de pesos (unos 1.440 millones de dólares).

En respuesta, Salinas Pliego publicó horas después un video dirigido al mandatario, en el que reiteraba que el Gobierno no había actuado de manera eficiente frente al huracán, al tiempo que rechazó de manera tajante estar molesto por los adeudos fiscales de sus empresas.

Públicamente, Salinas Pliego y López Obrador se siguen reconociendo mutuamente como “amigos”, sin embargo, todo parece indicar que los cuestionamientos al Gobierno han tensado la relación a grado tal que, sin tapujos, el empresario se ha terminado colocando del lado de figuras políticas de la oposición.

Por una renovación política (y educativa) ultraconservadora

Salinas Pliego no ve con malos ojos que una opción política ultraconservadora se haga cargo del Gobierno, siempre y cuando se privilegie la supremacía del mercado.

Hay que destacar que, en septiembre de este año, el empresario recibió en las instalaciones de Televisión Azteca a Eduardo Verástegui, quien se inscribió para participar en el proceso electoral de 2024 en calidad de candidato presidencial independiente.

Verástegui fue recibido en la televisora del Ajusco por el propio Salinas Pliego. Ambos compartieron en redes sociales una fotografía juntos y adelantaron que estaban preparando “sorpresas”.

Por otro lado, cabe destacar que Salinas Pliego celebró el triunfo de Javier Milei en la segunda vuelta de las elecciones en Argentina. “Da esperanza a personas en todo el continente”, sentenció a través de la red social X (anteriormente Twitter).

Al igual que el abanderado de la coalición de orientación conservadora, La Libertad Avanza, Salinas Pliego es un acérrimo defensor de la economía de libre empresa.

De acuerdo con el magnate, para que una economía esté en condiciones de alcanzar “buenos resultados”, no hay otra alternativa que disminuir lo más posible el papel del Gobierno.

Como Milei, Salinas Pliego es un acérrimo defensor de la economía de libre empresa.

La administración pública, a su juicio, solamente “roba” (a través del cobro de impuestos) y “estorba” a los empresarios (a través de su participación en la economía).

Así las cosas, para Salinas Pliego el camino del éxito pasa por promover la “libertad individual” y aumentar las “competencias laborales” de las personas acorde con las “necesidades de un mundo cada vez más interconectado”.

Insatisfecho con la oferta educativa de las universidades tradicionales, el empresario ya cuenta con una universidad hecha a la imagen y semejanza de su orientación ideológica, la Universidad de la Libertad. Se trata de una institución que, asegura, “transformará la educación superior en México”.

“Ningún país puede ser grande si carece de individuos libres, capaces y con carácter. La educación es esa llave que nos abre la puerta hacia la libertad; que nos libera de las cadenas de los miedos, de los prejuicios, de la ignorancia”, aseveró durante la ceremonia de inauguración del primer plantel.