La población mundial supera este martes los ocho mil millones de personas, según la estimación oficial de Naciones Unidas, que lo considera “un importante hito en el desarrollo humano” y un recordatorio, en plena COP27, de “nuestra responsabilidad compartida de cuidar de nuestro planeta”.
Para la ONU, “este crecimiento sin precedentes” (había 2.500 millones de habitantes en 1950) es el resultado “de un aumento progresivo de la duración de la vida gracias a los avances en materia de salud pública, nutrición, higiene personal y medicina”.
Pero el crecimiento de la población también plantea desafíos enormes para los países más pobres, donde es más acentuado.
La Tierra tenía menos de 1.000 millones de habitantes en el siglo XIX, pero solo le tomó 12 años crecer de 7.000 a 8.000 millones.
Y tardará unos quince años en alcanzar los 9.000 millones, en 2037, una señal de su ralentización demográfica.
La ONU proyecta un “pico” de 10.400 millones en la década de 2080 y un estancamiento hasta finales de siglo.
El planeta supera los 8.000 millones de habitantes en plena conferencia mundial del clima, la COP27, en el balneario egipcio de Sharm el Sheij.
El encuentro de alto nivel vuelve a mostrar la dificultad de los países ricos, máximos responsables del calentamiento, y los pobres, que piden ayuda para afrontarlo, para ponerse de acuerdo en intentar disminuir de forma más ambiciosa las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas de la actividad humana.
Pero “aunque el crecimiento demográfico amplifica el impacto ambiental del desarrollo económico”, recuerda la ONU, también “los países donde el consumo de recursos materiales y las emisiones de gases de efecto invernadero por habitante son más altos son generalmente aquellos donde el ingreso per cápita es el más alto y no aquellos donde la población aumenta rápidamente”.
“Nuestro impacto en el planeta está determinado mucho más por nuestro comportamiento que por nuestro número”, dice a AFP Jennifer Sciubba, investigadora residente del centro de análisis Wilson Center, con sede en Washington.
Y es en los países que ya tienen una alta concentración de pobreza donde el crecimiento de la población plantea grandes desafíos.
“La persistencia de altos niveles de fertilidad, que impulsan el rápido crecimiento de la población, es a la vez un síntoma y una causa del lento progreso en materia de desarrollo”, escribe la ONU.
India, un país de 1.400 millones de habitantes, que se convertirá en el más poblado del mundo en 2023, superando a China, se espera que experimente una explosión de su población urbana en las próximas décadas con megalópolis ya superpobladas y con escasas infraestructuras esenciales.
En Bombay, alrededor del 40% de la población vive en barrios marginales, áreas de miseria superpobladas, formadas por precarias viviendas improvisadas, la mayoría de las cuales carecen de agua corriente, electricidad y saneamiento.
Las cifras globales esconden una inmensa diversidad demográfica. Así, más de la mitad del crecimiento de la población para 2050 provendrá de ocho países de acuerdo con la ONU: República Democrática del Congo (RDC), Egipto, Etiopía, India, Nigeria, Pakistán, Filipinas y Tanzania.
Y a finales de siglo, las tres ciudades más pobladas del mundo serán africanas, Lagos (Nigeria), Kinshasa (RDC) y Dar es Salaam (Tanzania).