CIUDAD DE MÉXICO.- La serie de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) Caníbal, Indignación Total aborda en su tercer capítulo cómo es que el feminicida, Andrés Filomeno Mendoza Celis, el llamado Caníbal de Atizapán, engañaba a sus vecinos y les regalaba supuesta carne de jabalí, cuando lo que les ofrecía realmente era carne humana enchilada.
Pero no solo la regalaba, sino que la comercializaba por kilo, asegurando a su vez que era un regalo que le hacían a él.
Sus crímenes se extendían más allá del territorio mexiquense, pues Andrés Filomeno visitaba una vez por año su comunidad, ubicada en San Sebastián Río Dulce, Municipio de Zimatlán, Oaxaca, a donde llevaba hieleras repletas de carne.
Ahí la repartía asegurando que se trataba de cerdo.
Consumo de carne humana
El hallazgo, al momento de su arresto, de un plato con un corte de carne y una tortilla dejaron ver que Andrés Filemón consumía la carne de las mujeres a quienes les quitaba la vida.
El jefe de bomberos mencionó que en el lugar se encontraban reservados “cortes perfectos de carne”, además de herramientas de cocina, libros de anatomía, películas de asesinatos y cuchillos con manchas de sangre.
También hallaron carne cocida, pedazos de piel colgados en un tendedero y sangre.
En sus registros se hallaban los datos de entre 30 y 40 mujeres, a quienes asesinó.
En el sótano de la vivienda, dónde cometía los asesinatos, había una mesa llena de sangre, cuchillos de diversas dimensiones, un mandil, un bozal, una cámara de grabación, entre otros utensilios.
El lugar, de acuerdo con las autoridades, estaba impregnado de un aroma peculiar y penetrante.