Para 2050, las superbacterias podrían causar más de 10 millones de muertes al año, “sería algo crítico”

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El futuro se vislumbra con preocupación. En el horizonte la comunidad médica y científica observan un problema que crece con el paso del tiempo: las superbacterias, que son bacterias muy fuertes, resistentes a los antibióticos. Para entender este problema y las posibles soluciones que habrá, el Heraldo Digital platicó con Eddie Guillermo Sánchez Rueda, doctorante en Ciencias Bioquímicas en la UNAM y en la Universidad de la Universidad de Groningen, en Países Bajos.  

“Yo diría que las superbacterias es uno de más mayores desafíos de la actualidad… Es uno de los tres principales que veremos en los siguientes años… Se estima que para 2050, cerca de 10 millones de personas mueran al año a causa de esto… Es posible que en 20 años volvamos a como era la situación en 1800, lo cual podría ser crítico”, consideró el experto en biotecnología. 

Aunque la situación es apremiante, el académico no considera que pueda haber una situación sanitaria en la que la gente no tenga que salir de su casa o tomar medidas extremas, como la que vivió el mundo entero hace cuatro años, con el Covid-19. “El hecho de que haya superbacterias es un proceso natural, siempre habrá microorganismos que resisten mejor a algún tratamiento actual”, dijo. 

Ya hay casos de superbacterias 

Desde hace un par de años, los casos de gonorrea han evolucionado a “súper gonorrea”. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) la resistencia a los antimicrobianos en el gonococo (Neisseria gonorrhoeae) se empezó a detectar poco después del inicio del uso de estos fármacos.

“Este fenómeno se ha seguido extendiendo en los últimos 80 años y afecta a fármacos como las tetraciclinas, los macrólidos (como la azitromicina), las asociaciones de sulfonamidas y trimetoprim y, más recientemente, las quinolonas”, precisó en su sitio web.  Que se vuelvan más fuertes es incluso algo natural. Foto: Freepik. 

La OMS explicó que este fenómeno se dio por varios factores, entre ellos el acceso sin restricciones a los antimicrobianos, la elección incorrecta y el uso excesivo de antibióticos y la mala calidad de estos. Si no hay un buen tratamiento y seguimiento, una infección de gonococo puede provocar: 

  • Una mayor transmisión del VIH, que se puede quintuplicar
  • Esterilidad, con sus repercusiones culturales y sociales añadidas 
  • Inflamación, que en las mujeres causa dolor agudo y crónico en el hemiabdomen inferior
  • Embarazo ectópico y muerte materna 
  • Aborto en el primer trimestre de la gestación
  • Infecciones oftálmicas graves en los recién nacidos que pueden causarles ceguera

De acuerdo con la OMS, hay tres que son de prioridad 1 y “críticas”: 

  • Acinetobacter baumannii resistente a carbapenémicos: Clasificado como uno de los seis más importantes microorganismos Gram-negativos multirresistentes a nivel mundial. Causa infecciones, principalmente adquiridas en el hospital, que comprometen pulmones, sangre e infecciones posquirúrgicas.  Puede causar brotes hospitalarios.
  • Pseudomonas aeruginosa resistente a carbapenémicos: Tiene la capacidad de generar resistencia a todos los antibióticos, incluyendo las nuevas moléculas. Se asocia principalmente a infecciones en la sangre, los pulmones, las vías urinarias y las heridas quirúrgicas. Con elevada mortalidad.
  • Enterobacterales resistentes a carbapenémicos y productoras de ß-lactamasas de espectro extendido BLEEs: Son los microorganismos más frecuentemente aislados en unidades de cuidados intensivos en Latinoamérica. A pesar de nuevos medicamentos disponibles para su manejo, ya se encuentra resistencia emergente y combinaciones de diversas enzimas, lo que limita las opciones terapéuticas. Se asocian a elevada mortalidad.

¿Qué se puede hacer para evitar la proliferación de las superbacterias? 

Guillermo mencionó que “todos los seres vivos tenemos un genoma, nuestro ADN, que determina nuestras características” y en el caso de las bacterias, ciertos genes les confieren la habilidad de degradar antibióticos o impedir su entrada, además, pueden compartir su material genético incluso entre especies distintas, esparciendo la resistencia a través de comunidades bacterianas enteras. 

Aunque sí es algo “peligroso”, hay cosas que se pueden hacer, como mejorar los hábitos de higiene; “En el caso de la gonorrea, ya sabemos cómo protegernos y tener una buena salud sexual. Entonces, básicamente es ser responsables para evitar este contagio”, opinó Sánchez Rueda.  Conoce cuáles son las bacterias de preocupación en la actualidad. (Foto: Especial)

En la actualidad, hay algunas bacterias que causan preocupación: Enterococcus faecium, Staphylococcus aureus, Klebsiella pneumoniae, Acinetobacter baumannii, Pseudomonas aeruginosa y Enterobacter spp, así como recientemente Escherichia coli. Estas, aunque no siempre patógenas por sí solas, se han vuelto particularmente preocupantes en entornos hospitalarios, donde la exposición constante a antibióticos fomenta la selección de cepas resistentes.

La higiene y los protocolos sanitarios en hospitales son cruciales. Sin embargo, Sánchez Rueda considera que es más importante  la precaución y el cuidado en la vida diaria, “si vas a un hospital y entras a visitar a un paciente, al salir pues lávate bien las manos, justo para que lo que esté dentro pues no salga y no se permita una fuga”.  

¿Hay alguna solución nueva al grave problema de las superbacterias? 

“Hay muchos antibióticos que tenemos y en los últimos 50 o 60 años la estrategia fue modificarlos y agregarle cosa para que fueran efectivos, pero era cuestión de tiempo para que las bacterias desarrollaran resistencia y los antibióticos actuales fueran cada vez menos eficaces”, apuntó Sánchez Rueda. 

Frente a este desafío, la ciencia no permanece estática. La búsqueda de soluciones innovadoras lidera la vanguardia contra la resistencia a los antibióticos. “La comunidad científica está enfocada en encontrar nuevas alternativas”, señaló Sánchez Rueda. Desde el uso de virus que infectan bacterias, hasta la aplicación de la biotecnología y la nanotecnología para desarrollar nuevos agentes antimicrobianos, los investigadores abren caminos prometedores hacia tratamientos efectivos. La biotecnología jugará un papel importante en el desarrollo de nuevos tratamientos. Foto: Freepik.

Sánchez Rueda trabaja en el desarrollo de nanopartículas proteicas que incorporan péptidos antimicrobianos, un enfoque que combina la precisión de la nanotecnología con el poder inherente de los compuestos biológicos. 

“Buscamos básicamente manipular la materia a una escala nanométrica… Es algo, que a simple vista no podemos ver… Se hacen nanopartículas que están hechas con proteínas y estas proteínas tienen en algunas de sus regiones péptidos antimicrobianos…Nosotros trabajamos con algunos que están en la membrana de la mucosas de la rana”, detalló. 

Las superbacterias son un riesgo, pero el futuro también es esperanzador 

En la actualidad, hay muy pocos péptidos que se usan a nivel clínico, pues aún hay algunas desventajas, pero justamente se busca que estos tratamientos puedan ser eficaces y llegar pronto a usarse. “Yo creo que en los próximos 10 años habrá un crecimiento en la nanotecnología… Cada vez hay más grupos de investigación en todo el mundo enfocados a encontrar soluciones y será mucho más probable que las alternativas lleguen”, refirió. 

A medida que la ciencia avanza en la búsqueda de alternativas, también se enfatiza la necesidad de un cambio cultural en el manejo de los antibióticos y en el reconocimiento de que es importante terminar los tratamientos como lo indican los médicos, además de no recurrir a automedicarse. Desde la regulación y la educación hasta la vigilancia genética de las bacterias, cada paso es crucial para prepararnos para el futuro. En palabras de Sánchez Rueda, aunque el desafío es grande, aún no es tarde para actuar. Las investigaciones van a buen paso. Foto: Freepik. 

En México, en 2010, las autoridades prohibieron la venta de antibióticos sin receta médica, pues de acuerdo con cifras oficiales de aquel entonces, cerca del 60% de los mexicanos habían desarrollado resistencia al efecto de estos fármacos. Según cifras recogidas por la Comisión Federal de Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) en ese tiempo, anualmente se consumían 700 millones de tabletas de antibióticos anualmente.