La protesta de camioneros contra las restricciones por el covid-19 en Canadá se amplió con el bloqueo de un tercer paso fronterizo con Estados Unidos y ha alentado movimientos similares en países como Francia, Bélgica y Nueva Zelanda, donde las autoridades ya les salieron al cruce.
Cuatro días después del bloqueo del puente Ambassador, que une la provincia de Ontario, en Canadá, con el estado de Detroit, en Estados Unidos, otro paso fronterizo fue blanco de los manifestantes canadienses: el de Emerson, que conecta a Manitoba con Dakota del Norte.
Un segundo cruce de fronteras con Estados Unidos en la provincia occidental de Alberta ha estado bloqueado durante días por camiones y manifestantes.
Los manifestantes, liderados por camioneros de carga, están en las calles desde hace dos semanas y el conflicto ya está trastornando principalmente a la industria automotriz en ambos lados de la frontera.
El Primer ministro canadiense, Justin Trudeau, exigió el fin de las manifestaciones, tal como hizo el miércoles. “Es tiempo de que esto termine porque perjudica a los canadienses”, expresó, asegurando que trabaja con las provincias para salir del atolladero.
Considerando que la situación representa una “crisis nacional”, el alcalde de la ciudad de Windsor, Drew Dilkens, anunció su intención de “expulsar” a los manifestantes “para permitir el movimiento seguro y eficaz de mercancías a través de la frontera” si un tribunal lo permite.
Golpe a la economía
El miércoles la policía canadiense había amenazado con arrestar a los manifestantes que se unieron al bloqueo del puente Ambassador en solidaridad con los cientos de camiones que bloquean desde hace dos semanas la capital, Ottawa.
El llamado “Convoy de la libertad” comenzó en enero en el oeste canadiense impulsado por camioneros que rechazan la vacunación obligatoria o ser examinados para atravesar la frontera con Estados Unidos.
Pero luego el movimiento derivó en una protesta más amplia contra todas las medidas sanitarias anticovid y, en algunos sectores, contra el gobierno de Trudeau.
La propia Casa Blanca, a través de su portavoz Jen Psaki, sostuvo que estaba “en contacto muy estrecho” con las autoridades canadienses y advirtió del “riesgo para las cadenas de suministro” y la economía de ambos países.
Más de 40 mil viajeros, turistas y camioneros que transportan mercancías por un valor de 323 millones de dólares estadunidenses atraviesan ese puente a diario.
Decenas de cámaras de comercio y asociaciones industriales de Canadá y Estados Unidos exigieron que se despeje el puente.
El presidente de la Asociación Canadiense de Fabricantes de Vehículos, Brian Kingston, advirtió que el bloqueo del puente Ambassador estaba “amenazando las frágiles cadenas de suministro que ya estaban bajo presión”.
Las autoridades señalaron que 5 mil trabajadores en Windsor fueron enviados antes a casa el martes por el bloqueo y que varias plantas de ensamblaje se estaban preparando para cerrar porque no llegaban las piezas.
Contagio internacional
Pero el movimiento de camioneros no sólo está siendo un dolor de cabeza en Canadá sino que se expandió a otros países del mundo, desde Nueva Zelanda hasta Francia y Bélgica.
En Francia, miles de manifestantes inspirados en los camioneros canadienses planean converger en París el viernes por la noche, con algunos de ellos dispuestos a trasladarse hacia Bruselas el lunes. Varios convoyes partieron a la capital después de salir de ciudades francesas como Niza, Bayona o Perpiñán.
La prefectura de policía de París anunció que aplicará “un dispositivo específico” de viernes a lunes “para impedir el bloqueo” de la capital francesa, destacando que regirá la prohibición de los “convoyes”. Para ello, dispuso el despliegue de fuerzas en autopistas y carreteras y advirtió que serán multados o arrestados quienes intenten obstruir vías públicas.
Otro tanto sucedió en la capital belga. La alcaldía de Bruselas prohibió oficialmente este jueves la realización de la manifestación “Convoyes de la libertad” prevista para el fin de semana con un bloqueo en la ciudad para protestar contra las restricciones sanitarias y dispuso medidas especiales.
El jueves, en el centro de Wellington, agentes de policía y manifestantes antivacunas protagonizaron enfrentamientos frente al Parlamento neozelandés, que terminaron con una docena de detenidos.
Todavía quedaban unos 400 vehículos aparcados enfrente de las oficinas del primer ministro canadiense, en medio de barbacoas, fogatas y música.
Acampando en las cercanías del Parlamento junto a su vehículo, el camionero Lloyd Brubacher, oriundo de Ontario, fue tajante: “No pienso moverme a ninguna parte”, declaró a la AFP.